sábado, 12 de marzo de 2011

Una manera de ver las cosas (:

Sé que con casi 17 años no se pueden saber muchas cosas de la vida, ya que aún queda mucho por vivir, pero se puede llegar a reflexiones como a la que hace un par de días llegué yo.

En nuestra vida diaria, nuestra conciencia, nuestra lógica y nuestra moral influyen en la mayoría de las cosas que hacemos. Nuestra mente es la que se encarga de llevarnos por el camino correcto, la que se encarga de decir “No hagas esto porque...”, la que se encarga de cuando hay problemas intentar sacarnos de ello de la forma en la que salgamos menos perjudicados. Pero esto no es tan sencillo, hay otro órgano dentro de nosotros, que aunque no se le considera tan sabio e inteligente como nuestra mente, puede influirnos mucho a la hora de actuar. Este órgano es el corazón. Desde siempre se ha dicho que seguir al corazón es muy peligroso, siempre acarrea problemas, que lo mejor es hacer lo correcto aunque nos duela.

Es difícil controlar siempre lo que sentimos, elegir que hacer, porque muchas veces estas dos “conciencias” que tenemos se ponen en contra. ¿A cuál de los dos le hacemos caso entonces? ¿Al que sabemos que nos llevará por el buen camino, a lo correcto... o al que realmente sabe lo que queremos?

Con todo esto quiero decir, que cuando te encuentres con algo que realmente quieres, que aunque tu cabeza te diga que no valga la pena volver a caer, volver a hacerte daño, sigue ahí. Deja atrás todo tipo de circunstancias que no sean directas, como por ejemplo el pasado, el tiempo… Si de verdad quieres algo, y tú piensas que vale la pena arriesgar, HAZLO. Pues pienso que más vale vivir siguiendo lo que uno realmente quiere que no vivir en una burbuja engañándote a ti mismo y pensando que así sufrirás menos, pues pasado cierto tiempo verás que ese ha sido un grave error. Todo merece tener una segunda oportunidad y a lo mejor mas tarde te das cuenta de que no te ha servido para nada, pero ¿Y si realmente vale la pena? Creo, desde mi punto de vista, que es mejor arriesgar que no vivir eternamente con la duda de “¿Y si...?” pues cuando las cosas no salen bien y lo pasas mal, el sufrimiento te puede durar unas semanas, pero la duda se queda siempre.

Seguir al corazón puede ser algo a veces peligroso, pero que al fin de cuentas no te lleva por el camino que “es mas correcto” si no por el camino que es más correcto para ti.