La vida es algo muy complejo que algunos deciden disfrutar y otros no. A veces, nos empeñamos en que la vida es como un problema matemático, tiene una lógica, un sentido. Estamos constantemente pensando en que todo viene precedido por algo y si adivinamos el motivo, obtendremos la cura a nuestros dolores de cabeza. Poco a poco esto se convierte en rutina y necesidad, como si necesitásemos esas respuestas para seguir adelante o para “dejar nuestra conciencia tranquila”. Con esto lo único que acabamos consiguiendo es perder el presente, preocupados aún por el ayer. Día a día almacenamos lo ocurrido en nuestra memoria, palabras, sucesos, detalles.. pero la mayoría lo hacemos por pura costumbre, realmente no los “vivimos”. En resumen, hay mucha gente que sólo existe y muy poca gente que vive, que se atreve a vivir.
Hay personas que se aferran a una sola cosa y que creen de vital importancia, el futuro. Viven tan preocupados por él que dejan a un lado todo lo demás, degradando así cosas de la vida que consideran insignificantes o algo que no les será útil mas adelante, “tengo todo el tiempo del mundo, ahora hay cosas mas importantes”. Esa sería una de las excusas de alguien con esta mentalidad. Automáticamente lo que sucede es que dejas de vivir para ti, vives para el que serás. El tiempo no es algo infinito, tiene un final como todo.
Pero llega un momento en tu vida, da igual antes o después, en que te das cuenta de que esa oportunidad, ese día o ese año ya no va a volver nunca, ya no vas a tener otra posibilidad igual y no sirve de nada lamentarse y seguir alimentando al pasado.
Una vez te percates de esto, dejando a un lado los errores y el gran peso que a veces supone el pasado, entonces.. EMPEZARÁS A VIVIR.
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